Martes, 9 de Abril del 2013
Los
bancos centrales más importantes del mundo no detienen su maquinaria para
inflar los precios de los activos de riesgo y si no bastaba con la enorme
inyección de liquidez ya proporcionada al sistema (y la que queda), ahora
parece que girarán su ideario de inversión desde los bonos hacia las acciones.
Con esta
acción quieren compensar la raquítica rentabilidad que están
obteniendo de sus
inversiones en bonos “core”, como los bonos del Tesoro de EE.UU..
Los
banqueros centrales del mundo junto administran reservas por valor de 10,9
billones de dólares, según señala Claire Jones de Financial Times, la mayoría
de los cuales están en poder de las autoridades monetarias de Asia y de Oriente
Medio. La mayor parte de sus reservas, normalmente acumuladas en los intentos
para frenar los avances de sus monedas, se encuentran invertidas en deuda
pública de países "seguros" como Estados Unidos o los países
centrales de la zona euro.
Pero los
tipos de interés cerca de cero y la gran impresión de dinero han reducido los
rendimientos de esos activos a mínimos históricos. Al mismo tiempo, el valor
del dólar y otras monedas de reserva tradicionales ha caído, obligando a los
bancos centrales a diversificar riesgos o pérdidas en sus carteras de
inversión.
Una
encuesta a 60 banqueros centrales responsables de reservas por valor de 6,7
billones de dólares, realizada por Central Banking Publications y el Royal Bank
of Scotland, arroja luz sobre el secreto mundo de las inversiones del sector
oficial. La respuesta de las autoridades monetarias más importantes del mundo a
la crisis ha tenido un profundo impacto. Según la encuesta, más de cuatro
quintas partes de los encuestados dijeron que la agresiva flexibilización
monetaria de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo había alterado su
comportamiento de inversión.
Los banqueros
centrales, cada vez más frustrados con los ultra-bajos rendimientos y la
depreciación del dólar y el euro, han invertido en monedas que hasta hace poco
habrían evitado por su riesgo, y activos de alta rentabilidad tales como
acciones y bonos de menor calificación crediticia.
Quienes
respondieron a la encuesta dijeron que sus incursiones en monedas extranjeras
ayudarían a estabilizar los mercados financieros globales. Pero el cambio desde
monedas de reserva tradicionales ha asustado a algunos inversores de divisas,
incluso aunque esto aún sólo representa poco más del 6 por ciento de las
inversiones totales de los bancos centrales.
Otros
inversores temen que las grandes cantidades de efectivo de las autoridades
monetarias y la falta de transparencia en algunos de los principales gestores
de reservas en Asia y los mercados de Oriente Medio, puedan desestabilizar el
mercado.
Las
monedas alternativas más populares fueron el dólar australiano, el dólar
canadiense, las monedas escandinavas y el renminbi chino. Cerca de cuatro
quintas partes de los encuestados dijeron que habían invertido, o considerarían
invertir parte de sus reservas en dólares australianos o canadienses. Más del
40 por ciento dijeron que ya habían invertido en, o consideran invertir en el renminbi.
Alrededor
de la mitad tenían, o estaban considerando, la diversificación en las tres
monedas escandinavas y el dólar de Nueva Zelanda: el 14 por ciento ya tenían en
cartera, o estaban considerando la posibilidad de comprar, activos denominados
en reales brasileños.
El 30 por
ciento de los encuestados, responsables de la gestión de reservas por valor de
2,5 billones, dijeron que probablemente iban a comprar acciones - antes casi
prohibido para los bancos centrales, debido al riesgo asociado con las acciones
- aunque casi la mitad no creía que esto fuera a pasar por lo menos en cinco
años.
Sus
frustraciones con los bajos rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. y
los bonos alemanes, se vieron reflejados con la mejor perspectiva que tienen
ahora sobre la deuda "A" y el papel del gobierno de EE.UU..
La
encuesta también encontró que los banqueros centrales siguen dependiendo de las
agencias de calificación crediticia, a pesar de los intentos del Grupo de los
20 países más industrializados para dejar de depender de Moody’s, Standard
& Poor’s y Fitch para juzgar la solvencia de los bonos.
Fuentes: Claire Jones -
Financial Times
Carlos Montero. Lacartadelabolsa
Roberto
Guadalupe, Análisis de Acciones de Wall Street.
Fuente :
Capital Bolsa.