Ya he comentado en alguna ocasión que, técnicamente, vivimos los tiempos más significativos desde aquella “C de Barack” que propuse en 2009 como gran soporte. Hoy estamos al otro lado de historia. De hecho, ligeramente más allá de ella en algunos casos. Y eso es bueno. Pese a la existencia de poderosísimas resistencias en Occidente, a día de hoy no tenemos argumentos bajistas de relevancia. La corrección que en
general que arrancaba en mayo, esperada y trabajada con éxito para un reposicionamiento en los últimos días de junio, ha sido un alto en tendencia y no tiene por qué ser otra cosa. No digo que no vaya a serlo, sino que no tengo los mínimos argumentos necesarios para plantearme un mercado bajista con los mercados norteamericanos de vuelta a máximos anuales. Al menos, no por ahora.
Seguimos en un mar de fondo alcista. Y a diferencia de los procesos de suelo -como el de marzo de 2009- no es habitual que los techos se produzcan en “v”. Por este motivo parecía razonable esperar, al menos, un retorno a máximos. Pero tras ello, al menos aparentemente, el mercado presenta menos necesidad correctiva tanto por la evidente reducción de la sobrecompra que ha generado la corrección de mayo, como por el hecho de que en términos de sentimiento/breath de mercado las lecturas sean menos preocupantes que entonces. De hecho, una recuperación tan vertical como la vivida parece decirnos que la vida sigue igual.
Con Europa sin alcanzar sus altos históricos, los bonos recuperando y el mundo emergente muy castigado, no parece haber grandes elementos que vayan a presionar a Wall Street en zona de máximos del año -que son históricos-. Tardaremos mucho en saber si han caído las resistencias épicas, siempre lo he dicho. Y precisamente por ello éstas no sirven por sí solas para enfocar el mercado. Pero hoy, gracias a la corrección de mayo, tenemos soportes no muy lejanos -en términos de mercado- para permitirnos el confiar en la tendencia. No voy a ser yo el que tire la primera piedra…
Fuente : elEconomista.es