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sábado, 30 de marzo de 2013

Análisis & Opinión. Banque de Luxembourg Investments: El oro: ¿Ha llegado a su fin el ciclo alcista del oro?



21/03/2013
La cotización del oro ha bajado casi un 20% con respecto a su nivel de septiembre de 2011. ¿Este descenso representa una simple corrección o marca el final del ciclo alcista iniciado hace 12 años?
«While nature essentially controls the quantity of gold in existence, it is men who assign it values in terms of dollars and pounds and rubles.»
«When we look at the alternations between inflation and deflation in our history, men seem to have done a poor job of regulating the supply of money.»
(Peter Bernstein)

Estas dos citas de Peter Bernstein, economista y autor de numerosos libros, entre los que destaca The Power of Gold: The History of an Obsession*, resumen adecuadamente la problemática a la que se enfrenta un inversor interesado en el oro:
- el oro carece de valor intrínseco y, por lo tanto, resulta imposible afirmar en un determinado momento si
el metal amarillo está sobrevalorado o infravalorado, o si el descenso (o la subida) de su cotización es excesiva;
- en general, la demanda de oro (y, por ende, su precio) aumentó en el pasado durante los periodos en los que las políticas monetarias de los bancos centrales ya no suscitaban confianza.

No se puede comparar el oro con una inversión tradicional

Estos dos factores también explican por qué la opinión de Warren Buffett sobre el oro, a menudo citada por los detractores del metal precioso, resulta interesante pero pasa por alto un aspecto fundamental de dicho metal. Warren Buffett dijo, resumidamente, que «el oro no crea nada y, dentro de 100 años, las 170.000 toneladas métricas de oro que representan el stock actual seguirán siendo 170.000 toneladas» (mientras que una inversión en acciones habrá producido dividendos, una inversión en bonos, intereses, una inversión en el sector inmobiliario, alquileres, etc.). Esto es cierto, pero la compra de oro no puede compararse con una inversión tradicional. Más bien hay que considerar el metal amarillo como una moneda que, contrariamente a lo que sucede con el papel moneda, no puede ser creada simplemente por las autoridades monetarias (su ventaja) y no produce intereses (su inconveniente). En los periodos en los que existe una gran confianza en las autoridades monetarias, la ventaja del oro es escasa y su inconveniente, importante; y en los periodos en los que dicha confianza flaquea, su ventaja es importante y su inconveniente, pequeño (especialmente si se tiene en cuenta que durante dichos periodos los tipos de interés suelen ser bajos, e incluso negativos en términos reales). En comparación con el dólar (y con la mayoría del resto de divisas), que ha perdido aproximadamente un 85% de su poder adquisitivo en los 40 últimos años, el oro ha salido adelante bastante bien.

Entre 1980 y 2000: descenso del 60%

Todo esto ha de tenerse en cuenta a la hora de interpretar la trayectoria ascendente de la cotización del oro en los 12 últimos años y su corrección desde septiembre de 2011. En el año 2000, el precio del oro era muy bajo. Entre 1980 y 2000, la cotización del metal amarillo había retrocedido más de un 60%. Durante este periodo, la credibilidad de las autoridades monetarias y políticas estadounidenses era muy elevada, debido principalmente a la política antiinflacionista aplicada por la Reserva Federal bajo la presidencia de Paul Volcker y a la política del «dólar fuerte» emprendida por el gobierno de Clinton. La ventaja del oro (valor refugio frente a políticas monetarias erróneas) era escasa, y su inconveniente (coste de oportunidad vinculado al hecho de que no genera intereses), elevado. Además, la fuerte subida del precio del oro en la década de 1970 había generado, con un cierto desfase, un aumento sustancial de la producción aurífera en las dos décadas siguientes. Así, a principios de la década del 2000, el precio del oro había descendido por debajo de los 300 USD/onza, cotización que ya no justificaba las inversiones necesarias para mantener la producción de muchas minas. Los bancos centrales vendían sus reservas de oro y las empresas auríferas realizaban operaciones de cobertura vendiendo a plazo su producción futura. La opinión que se tenía del oro casi no podía ser peor.

Entre 2000 y 2011: tendencia claramente alcista a pesar de las correcciones

Esta situación se invirtió a partir del año 2000. Progresivamente, las empresas auríferas dejaron de vender a plazo. La demanda de oro procedente de los países emergentes aumentó en consonancia con su desarrollo económico. Los ataques terroristas de septiembre del 2001 añadieron un componente geopolítico. Por último, los errores en las políticas monetarias y económicas de Estados Unidos (imitadas por la mayoría de los países industrializados) se hicieron cada vez más evidentes. A partir del año 2000, la tendencia alcista del oro se confirmó a pesar de las correcciones temporales más o menos importantes, como por ejemplo el descenso de casi un 30% entre marzo y noviembre de 2008 debido al clima de pánico provocado por la crisis financiera. Teniendo en cuenta que la pasión de los inversores por el oro empezaba a resultar un tanto excesiva en 2010 y 2011, hay que agradecer la corrección actual.  

¿Y ahora qué?

¿Seguro que no es más que una corrección? A fin de cuentas, quienes piensan que el ciclo alcista del oro ha llegado a su final son aquellos que consideran que la crisis económica está en vías de resolución y que la economía mundial está en la senda de una recuperación duradera. Si ese fuera el caso, las políticas monetarias en los principales países industrializados se normalizarían progresivamente  y el metal amarillo perdería su atractivo como valor refugio y garantía contra el riesgo sistémico.

Cotización del oro en USD


Sigo opinando que los factores a favor del oro siguen presentes:
  • en el entorno económico actual caracterizado por un sobreendeudamiento y por tendencias deflacionistas, los bancos centrales seguirán aplicando políticas monetarias expansivas, que supondrán una depreciación del papel moneda mediante tipos reales negativos;
  • dichas políticas favorecen el recurso al endeudamiento y conllevarán una asignación del capital ineficaz, inversiones no productivas y un riesgo de que se produzcan burbujas especulativas;
  • la idea de que los bancos centrales, llegado el caso, podrán retirar rápidamente la liquidez excesiva que ellos mismos han inyectado, y normalizar los tipos de interés no es creíble en un contexto de sobreendeudamiento;
  • la necesidad de realizar reformas estructurales para mejorar de manera duradera las finanzas públicas de los países industrializados choca con las realidades del proceso democrático;
  • en general, la confianza en la integridad de los gobiernos y los bancos centrales no deja de disminuir. Al mismo tiempo, aumenta la necesidad de un valor refugio.
     
La cotización del oro está determinada fundamentalmente por la demanda de oro con fines de inversión, en contraposición a la demanda con fines industriales, que se mantiene relativamente estable. Los factores anteriormente mencionados influyen en dicha demanda. Por lo que respecta a la oferta, tras el aumento sustancial que se produjo en la década de los noventa, la producción de oro se encuentra estancada desde el año 2000. La prioridad de las empresas auríferas es cada vez más la maximización de los excedentes de tesorería, en lugar de la maximización de su producción. Y ello no permite entrever un aumento sustancial de la oferta en los próximos años.  

Producción de oro (en toneladas)

En la actualidad, reina la calma. Los mercados de renta variable suben y su subida parece convencer a un número creciente de observadores de que la economía mundial está en la senda de una recuperación duradera. Incluso la crisis de la zona euro ya no parece preocupar demasiado a los inversores tras las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, de que se haría todo lo necesario para salvar el euro. Mientras persista esta calma, el oro seguirá resultando poco atractivo. Es más, podríamos ser testigos de una continuación de las salidas de capitales de los fondos indexados que invierten en oro. Así pues, esos fondos se verían obligados a vender oro físico para hacer frente a esas salidas, lo que crearía una especie de círculo vicioso.

Un entorno todavía favorable para el oro

El riesgo de que se produzca un nuevo descenso del precio del oro sigue presente. Por otra parte, los adeptos al análisis técnico señalarán que un soporte importante se encuentra en torno a 1.550 USD y que, en caso de ruptura, podrían producirse ventas sustanciales. Sin embargo, no tiene sentido basar una estrategia de inversión en flujos de capitales temporales que pueden materializarse o no. El entorno macroeconómico sigue beneficiando al oro, y el pesimismo que se cierne sobre el metal amarillo (y las empresas auríferas) resulta más bien alentador. Durante el último gran mercado alcista del oro en la década de 1970, el precio del metal amarillo cedió casi un 45% entre febrero de 1975 y agosto de 1976. Muchos observadores opinaban que las condiciones económicas que habían provocado la subida de la cotización del oro en 1973 y 1974 habían desaparecido y que el ciclo alcista del oro había llegado a su fin. En los tres años siguientes, el oro se apreció casi un 700%.
* Peter Bernstein. The Power of Gold: The History of an Obsession
(John Wiley & Sons. ISBN 0-471-25210-7)



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