Publicado
Durante la semana hemos vuelto a vivir una película que conocemos y que es
el film del mercado en que vivimos desde el suelo de 2009, donde la gran
cosecha es para Estados Unidos y Alemania. Los emergentes habrían perdido
apoyos en los últimos dos años, y en la Europa periférica nos hemos quedado con
las migajas por no decir que nos comemos los mocos. El potente hueco bajista que desplegó el mercado al conocerse el rescate nocturno de Chipre, fue prácticamente neutralizado por el mercado norteamericano. El que más ha subido y el que presenta más desafíos técnicamente hablando. Pero también más argumentos, porque la tendencia es la tendencia y siempre hemos dicho los técnicos que es una poderosa aliada.
Precisamente el viernes por la tarde tarde subía a Blosgágora un nuevo post sobre sentimiento de mercado,
que es una de las herramientas con las que los técnicos intentamos valorar la salud de las tendencias. Y sinceramente, desde ese punto de vista me cuesta ver un techo relevante inminente. Especialmente llamativo resulta algo que no comenté en mi post, y es que en las últimas semanas se ha hundido el ratio put/call cuando cabría haber esperado lo contrario. Parece como si todos anduviésemos cubriéndonos ante la resistencia épica, y ese es un contexto óptimo para que se rompa. De hecho, aun teniendo los bajistas todo a favor para forzar una corrección no hubo grandes cambios al cierre semanal; y ni siquiera se rompían los 14.380 del Dow Jones Industrial, primer soporte a considerar.
La debilidad sigue viniendo de la falta de un mundo comprensible, aunque conviene recordar que vivimos años especialmente desconcertantes por correlaciones. La divergencia con el euro/dólar, la debilidad crónica de la periferia europea, la falta de convicción creciente en los emergentes… Sólo la importante reacción de los cruces ligados a las divisas de Oceanía sobre soportes que clave en tendencia refuerza a la tendencia por el lado de las correlaciones.
Roberto Guadalupe, Análisis de Acciones de Wall Street.
Fuente : Blogságora.
