Artículo
de Opinión .
Fuente
: La voz de Rioba .
La
Entrevista del Lunes: Carlos Doblado, asesor financiero.
Hoy
vamos a entrar en un mundillo generalmente poco conocido, y en estos tiempos, muy mal visto.
Porque Carlos
Doblado es, a sus 38 años, el director de Ágora Asesores Financieros-EAFI.
Es decir, uno de esos señores que desde sus ordenadores compran y venden
acciones, bonos,
divisas y demás productos que están en el ojo mismo del
huracán de la crisis. O lo que es lo mismo, uno de esos señores que participa
del “mercado”,
de la especulación
financiera, de ese universo que desde afuera se aprecia sórdido y al cual
los políticos culpan de todos los males.
Debo
preguntárselo de entrada, para salir de dudas: ¿es usted una mala persona? Yo soy un especulador. Me ciño a las
reglas, sigo la ley, no utilizo información que no se puede utilizar. En
definitiva, no hago nada malo.
Pero
digamos que la palabra especulador no tiene muy buena prensa… No. Porque en este momento todo el mundo de
la banca y la inversión está bajo sospecha, ya que han ocurrido una serie de
cosas que no deberían haber pasado. Pero la especulación como tal no es mala,
sino todo lo contrario. De hecho, está demostradísimo que en los mercados donde
hay especulación se consigue mayor eficiencia en la asignación de los precios y
los recursos.
Es
decir, que todos estamos equivocados. Es un mito, como tantos otros que hay en la vida y a los
que la gente les gusta creer, como que hay manos
negras que manipulan. Con eso se consigue decir que “la culpa no es
mía, es que yo no soy un paquete, es que me roban”. Los mismos gobiernos tienen
mucha culpa, porque se han servido siempre de la mano negra y la especulación para
justificar todos sus desastres y responsabilizar de ellos a los mercados, a los
que por otra parte tienen que acudir. Pues bueno, ahora la culpa es de los
especuladores, porque como el especulador no es nadie, queda muy bien.
Vamos,
que me está diciendo que ustedes nunca han roto un plato. La especulación es algo normal, sano,
siempre que se atenga a la ley y se respeten las normas de juego. La gente creo
que se confunde y asocia la palabra especulación con cuestiones que no son muy
ciertas. Vayamos a su etimología. ¿Qué es especular? Intentar beneficiarse del
futuro, y eso lo hacemos todos los días, todas las personas a todas horas y en
todas las actividades. Pero en realidad tiene muchas acepciones, y elucubrar es
una de ellas. Un especulador en definitiva lo que hace es utilizar sus conocimientos
para gestionar lo mejor posible sus ahorros.
¿Cuál
es la distinción entre especular e invertir? No me gusta demasiado la diferencia entre especulación e
inversión. Si a mí alguien me cuenta que un señor monta una fábrica porque
quiere hacer cosas bonitas y que el mundo sea mejor, y que dentro de 50 años un
invento suyo se venda en todo el mundo y la gente recuerde su nombre, pues no
me lo creo. Ese señor lo que quiere es ganar dinero. Está especulando, está
invirtiendo algo a más largo plazo. Los especuladores utilizan otro tipo de
inercias, a más corto plazo, de energías que existen y que forman parte del
engranaje económico. No veo nada negativo.
Pero
ese señor pertenece a una economía real, su fábrica produce algo, ¿qué produce
la economía especulativa? Una
mejor eficiencia de los recursos. Los especuladores están tomando riesgos que
otras personas no quieren tomar. Por ejemplo, para que alguien haga un seguro
tiene que haber otra persona dispuesta a tomar ese riesgo y asegurar. Si no
existe una posición bajista no se puede hacer una cobertura, y sin una
cobertura solo queda vender.
Ahí ya
me he perdido. Usted
tiene un fondo de inversión que replica el comportamiento del Ibex 35 y no
quiere venderlo porque no quiere pagar impuestos, que por cierto, es economía
real. ¿Qué puede hacer? Vender un futuro sobre el Ibex 35. Ahí no estará
especulando sino cubriendo o neutralizando su riesgo. Pero tiene que haber
alguien que quiera comprar ese contrato que usted quiere vender, es decir, un
especulador. Eso pasa con las divisas, con los bonos, con todo. Los
especuladores permiten que los recursos se asignen mejor, que la actividad sea
más eficiente y disminuyan los riesgos. De hecho, los mercados con derivados,
con más especulación, son menos volátiles. Y eso también es economía real.
Claro que alrededor hay pura especulación financiera, nadie lo puede negar.
Alguien me podrá decir: “usted no aporta valor y solo se está aprovechando de
un engranaje que existe”. Pues incluso así se aporta algo, porque ese dinero en
el mercado está generando liquidez. Y un mercado más líquido es más fiable,
menos volátil, más eficiente y más eficaz para la economía real que está
detrás. No está tan claro que la economía especulativa no aporte nada.
…
Hasta que toda la maquinaria se prostituye, claro. Mire, esta crisis empezó el día que Caín
mató a Abel o en algún punto por ahí. Está en la naturaleza humana. Los
productos no son peligrosos. Peligrosas son las personas que utilizan los
productos. El problema nace porque el ser humano es moralmente sospechoso, y
hay muchas cosas de nosotros que son muy animales, porque tenemos necesidades a
veces irracionales que probablemente en otro momento o en otro tiempo nos
reprocharíamos a nosotros mismos. Hay un instante en que alguna persona decide
que ganar dinero a costa de lo que sea es legítimo. Y cuando se producen
cientos de miles de decisiones parecidas, todo se viene abajo porque existe
demasiada corrupción moral.
¿Y eso
cuándo se produjo? Es
difícil decirlo. ¿Quién era responsable de la venta de una subprime? ¿El
trader que estaba vendiendo una hipoteca a sabiendas que no era
correcta? ¿El político americano que sabía que estaba permitiéndose ese negocio
a través de un sistema que sirve para comprar votos? ¿El hecho de que alguien
que no tiene recursos se hipoteque para comprar una casa que no puede pagar? ¿O
la que está corrupta es directamente la persona que vota a ese político que
sabe que va a permitir un sistema en donde le darán una hipoteca fácilmente, y
luego si la puede pagar bien, y si no la puede pagar, también? Cada uno se
puede corromper a su nivel. Pero para mí, de arriba a abajo todos estamos
corruptos, y me incluyo. Es un trabajo de todos los días sobreponerse a esa
corrupción que es sustancial al hecho de ser humano. Porque ser humano es
querer más, y eso es peligroso, porque salvo que te controles te lleva a la
corrupción.
Hablando
de esto, ¿se ha notado en la inversión el estallido de corrupción de las
últimas semanas en España? Se
nota en el comportamiento de los mercados. Vuelve a haber tensión en la prima
de riesgo, un contagio entre Italia y España… Los mercados son vasos
comunicantes. Hay gestores y traders muy rápidos que en un momento
determinado dicen que esto no puede ser bueno, y juegan la carta de vender un
país y comprar otro, especulando que una de las dos áreas será castigada por el
mercado porque es más incierto, y eso afecta a corto plazo. A medio y largo
plazo ya es más difícil saberlo. La economía es una ciencia social, no natural,
una aproximación a la realidad, un intento de explicar y prever en base al
pasado y a algunas cuestiones más o menos racionales. Pero no mucho más.
Xxxx
Quienes sigan la prensa económica
posiblemente conozcan a Carlos Doblado, un estudioso del mercado especializado
en análisis técnico, que participa a diario en Ecotrader, un servicio que brindan a
medias Ágora y la web del diario El
Economista. Pero además, porque ha colaborado en muchos medios
y guarda un contacto con el público que le hace conocer de primera mano el
perfil de quien decide invertir, o especular, en productos bursátiles.
¿Por
qué alguien que tenga un poco de dinero puede sentirse tentado a meterse en la
Bolsa? Porque es fácil (de practicar, no de
ganar), se hace por teléfono o por internet. Y además, es la única actividad en
la que en tiempo real uno sabe lo que vale su inversión, si va bien o mal. Esto
lo convierte en muy adictivo, te va a animando o desanimando, porque estimula
partes de tu humanidad. También canaliza la ludopatía de la gente. Hay mucho de
juego –no para mí, pero sí para quien lo hace desde casa-; fíjese si no el
crecimiento brutal que está teniendo el juego por internet. Y tampoco exige el
todo o nada. Una persona puede estar equivocándose durante mucho tiempo,
haciéndolo mal, y sigue en la partida. Y por fin, porque tiene un lado
glamuroso. A la gente le parece más decente decir que ha ganado con acciones
que con cualquier otra cuestión.
¿Quien
decide jugar se plantea qué significa comprar acciones de una empresa? ¿Alguien
se lo cuestiona?
El pequeño
inversor desde luego no, porque no llega a sentirse parte de esa empresa, ya
que sabe que lo que le pertenece es muy poco, y su único objetivo es ganar
dinero. Le da igual Repsol que Telefónica, no comprende el negocio. Yo mismo no
lo comprendo porque no es mi trabajo. Me dedico al trading de mercado, a
las finanzas conductuales y me da absolutamente igual una empresa que otra.
Muchas veces estoy trabajando con activos que ni sé lo que son, ni necesito
saberlo. Mi labor consiste en gestionar dinero, pero para mi forma de acercarme
al mercado saber dónde está es lo de menos. Otros inversores, los más grandes,
sí tienen esa preocupación y forma parte de su actividad central. No me imagino
a un Warren Buffett haciendo lo mismo que yo hago.
Es
decir, y por poner un ejemplo, que quien le da al botoncito desde su casa para
comprar cien acciones de Inditex, que en principio es una empresa con una
actividad “neutra”, no piensa en las denuncias que tiene por emplear mano de
obra barata o infantil en otros países… Puede haber alguien que lo piense. Hay personas con una
conciencia social muy potente. Pero en general no, y ya digo que me incluyo.
Creo que es casi un trabajo más de los consumidores, que deberían decidir no
consumir un producto de una empresa que haga una u otra cosa; no es para nada
una tarea de quien debe canalizar unos ahorros que en mi caso ni siquiera son
míos sino de otras personas. Nuestro único mandato es: “hazlo subir”.
Y eso
entiendo que es independiente de las crisis. Ya que estamos, ¿la actual cuándo
se termina? No soy economista
y no creo que los propios economistas lo sepan. Pero como siempre, acabará sin
que nos demos cuenta. El mundo habrá generado unos cimientos nuevos que
iniciarán un nuevo ciclo, y cuando llevemos unos años de economía expansiva
entonces de repente todos diremos: “Uh, qué bien, se terminó, felicidades, ya
podemos volver a corrompernos”. Y empezaremos otra vez a jugar a la patata
caliente, hasta la siguiente crisis.
¿No se
puede esperar un cambio más profundo? Hay movimientos que parecen empezar a
producirlo… ¿Habrá un mercado diferente en un futuro no muy lejano? La historia no se repite pero el ser humano
sí. Yo no he visto otra cosa que no sea el capitalismo. Y el capitalismo viene
de muy, muy atrás.
Los fenicios ya lo
practicaban de alguna manera; no una economía financiera a este nivel, pero sí
capitalismo. Hace 300 años en Japón ya había contratos de futuros. Y lo que hoy
consideramos el grado máximo de especulación, el mercado de derivados, ya
existía en Venecia hace cientos de años. Son cosas que van y vienen en función
de los tiempos y de la preocupación de los políticos de castigarlos más o
menos, pero siempre subyace el deseo humano de progresar más rápido de lo que
le permite su fútil y corta existencia. Pensar que pueda producirse un cambio
con los precedentes que hay me parece poco razonable.
Pero
esta crisis es más grave que las anteriores. No estoy de acuerdo. Quizás sí en España desde hace
muchas décadas, y en el mundo occidental desde los años 70. Pero nos olvidamos
de algo que forma parte de esta crisis y de lo que no se habla. Hoy el mundo es
más justo de lo que nunca fue, porque jamás hubo una clase media tan potente, y
nunca hubo tanta gente consumiendo o que pueda tener recursos. A los que tienen
conciencia social en Occidente se les suele olvidar que esta ha venido
pagándose durante décadas gracias a [la explotación de] lugares del mundo donde
no había crecimiento, ni clase media, ni consumo, y solo servían para que
nosotros viviéramos mejor de lo que teóricamente deberíamos vivir. Buena parte
del paro que hay en Europa actualmente viene dado porque se está produciendo un
desplazamiento de la riqueza hacia otras naciones, y estamos perdiendo clase
media, masa muscular, porque la están ganando otros países. Pero eso no nos
hace gracia, y a los de izquierdas tampoco. No se acuerdan de eso. Cuando
hablamos de los derechos de los trabajadores, solo nos referimos a los
trabajadores españoles. Si en otros lugares del mundo se fabrican productos
para que nosotros vivamos mejor, como antes hablábamos de Inditex, eso a la
gente común le importa poco. ¿Realmente se está produciendo un cambio? No. Lo
que ocurre es que en Occidente, por primera vez en mucho tiempo, estamos
viviendo peor de lo que vivió la generación anterior, y posiblemente la que
siga vivirá aún peor, y eso escuece, preocupa y está generando un rechazo.
En
cierta manera parece lógico que así sea. Sí, pero me pregunto si lo ven igual en la India, en
China, en Malasia, en Singapur, en Latinoamérica… No creo que estén muy de
acuerdo en pensar que estamos en una gran crisis o en creer que el sistema no
les está aportando algo que les aportaba hace 20 años o antes de que estallase
la subprime. Lo que esta crisis ha puesto sobre la mesa son las deficiencias
del sistema occidental, asentado en el crédito y en un estilo de vida que entre
otras cosas se basaba en que otros lugares del mundo pagaban para que aquí
pudiéramos endeudarnos. Mire, los economistas durante mucho tiempo no
consiguieron explicarse porqué Occidente se financiaba a unos tipos de interés
tan bajos comparados con los que tenían otros países con economías igual de
sólidas. Pues resulta que existía la creencia de que nosotros éramos mucho más
solventes y más sólidos, y eso permitía un sistema del que al final nos
beneficiábamos todos, porque todos queríamos conseguir crédito barato. Hoy no
es así, y esos países que nos creían solventes ya no están dispuestos a
dejarnos el dinero a nosotros sino a otros que han ido ganando en credibilidad.
Esto ha dislocado nuestro sistema financiero, tenemos problemas para crecer,
para financiarnos, tenemos más paro. ¿Qué hay detrás de todo esto? Una mejoría
de los demás. Pero claro, eso no nos gusta.
Si vamos hacia un mayor equilibrio en
teoría no está mal. Resta por ver cómo progresa el nivel de vida en otras
partes del planeta… Son
desafíos que cada país deberá resolver. Pero hoy el mundo ofrece oportunidades
a naciones que hace diez años no las tenían, y nosotros hemos perdido esa
ventaja competitiva, y tendremos que
trabajar más por
menos.
Y debemos tener en cuenta una realidad: hay otras personas en el mundo
dispuestas a hacerlo, y que compiten con nosotros en el mercado. No podemos ir
con nuestra legislación laboral a decirles que no trabajen diez horas al día si
ellos quieren hacerlo. Los chinos, y los asiáticos, han crecido alrededor de la
cultura del arroz, y el arroz cuanto más lo trabajas más produce. En cambio, el
mundo occidental está desarrollado en base a la cultura del barbecho, a dejar
que la tierra descanse para que el cultivo vuelva a germinar. Entonces,
culturalmente, tú quieres descanso porque sabes que es sano y es bueno, y está
en nuestro inconsciente colectivo. Sin embargo, en Asia no lo ven así, se
sienten mejor trabajando más, y no podemos pretender cambiarlo.
Según
esta mirada no queda mucho margen de maniobra. La única forma de acabar con esto es liquidar la economía
global, volver a encerrarnos. Así, en Occidente viviremos de una manera y ellos
en Asia, de otra. Pero eso acarrearía problemas por los dos lados. Se avecina
un tiempo de fricción, un tiempo duro, más largo de lo que se sospechaba y que
no nos va a devolver al mundo que conocimos hace una década. Dudo mucho que
volvamos a ver clases medias tan potentes como las que conocimos antes de la
crisis. Habrá gente que genere valor y gente que no; y quien no lo genere
difícilmente podrá ser clase media.
Termino
volviendo al principio, ¿es posible revertir la mala prensa que hoy en día
tiene el mundo de las finanzas? Es posible porque depende de los que trabajamos en las finanzas. Pero desde
luego necesitaríamos leyes duras contra las personas que hacen determinado tipo
de cosas. Hay quienes tendrían que estar en la cárcel y no lo están. Se les ha
indultado después de haber sido juzgados y condenados. Lo primero que hay que
hacer es no votar más a quien ha montado este sistema, y a partir de ahí,
intentar reconstruirlo. Pero la solución está en cada uno de nosotros,
intentando hacer nuestra pequeña revolución, prescindiendo de quienes se han
corrompido para montar este tinglado. No va a ser fácil. Todos tenemos nuestros
intereses, nuestro nivel de vida, y cosas que perder y ganar.
¿Está
hablando de España o en general? De España. Tenemos un problema profundo que viene de muy
lejos y que no se debe a las finanzas. No son las finanzas lo que se debe
reconstruir, sino nuestra posición moral ante la vida. Aquí, hasta hace cuatro
días comprábamos bulas papales para ser corruptos y cometer delitos, y no pasa
nada, porque si tengo dinero me pago el perdón de quien sea, me compro a mis
vecinos si hace falta. Si no empezamos a pensar que los límites de nuestra
libertad terminan donde empieza la de los demás, y en algo tan básico y
teóricamente cristiano como en no hacerles a los demás lo que no nos gustaría
que nos hicieran a nosotros mismos, es imposible. Todo comienza y termina por
ahí, con esas enseñanzas. Sin esos axiomas no se puede construir una sociedad
responsable y competente a largo plazo.