Artículo de Opinión.
Fuente : Capital Bolsa.
Los programas de gestión
son mejores que el 99% de los inversores humanos
Carlos Montero
Martes, 14 de Agosto del 2012 - 19:56:00
Los programas de
gestión automática están ganando cada vez más terreno en el mercado. Se estima
que más del 50% de los movimientos del mercado de valores de EE.UU., donde
estos programas están más desarrollados, se debe a la gestión automática.
Llegan a superar el
75% en momentos de especial incertidumbre. ¿Pero porqué esta modalidad de
gestión está teniendo tanto éxito? Nick Shalek, socio fundador de Sutter LLC,
tiene la respuesta: Los programas de gestión son mejores que la gran mayoría de
los inversores humanos.
Supongo que Shalek se refiere a un buen programa de gestión automática.
Aquellos por los que Goldman Sachs, por
ejemplo, paga cientos de millones de
dólares para su creación, y cientos de millones de dólares para tenerlo al día.
Veamos cuales son los argumentos que Nick Shalek
presenta para hacer esta llamativa afirmación.
La inversión puede ser una aventura emocional: El
pánico que surge cuando todo se desploma, el sentido de la oportunidad perdida
cuando se dispara el mercado. Cuando una de nuestras acciones cae en picado,
dudamos de nuestra hipótesis inicial. Esta es la razón para fijar stops de
pérdidas, que es una práctica muy extendida, a pesar de que va en contra de los
principios del análisis valor.
A diferencia de nosotros el software no se pone
nervioso. El software no ve a otras personas comprando segundas viviendas en
Florida por comerciar con opciones apalancadas, o se preocupa por perder sus
ganancias duramente conseguidas en un crash de mercado. No intenta averiguar el
momento de mercado. En lugar de eso, los programas de gestión permanecen
invertidos en ciclos de mercados, soportando los buenos y malos momentos sin
pestañear. Al mismo tiempo, de forma sistemática reequilibra la cartera,
sobreponderando automáticamente los activos que considera más infravalorados,
que es un modelo probado para el éxito a largo plazo.
El software no es irracional, y nosotros a menudo
sí. Incluso cuando un inversor intente poner sus emociones a un lado, y trate
de actuar de manera racional, es muy difícil tomar decisiones imparciales.
Resulta que hay buenas razones para ello. Los economistas del comportamiento
han descubierto una larga lista de defectos heurísticos que subyacen a muchas
de nuestras decisiones de riesgo. Publicaremos algunas:
- En nuestras mentes las pérdidas prevalecen. En un
estudio de Daniel Kahneman y Amos Tversky sobre la economía del comportamiento,
se demuestra que en nuestras mentes las pérdidas tienden a prevalecer sobre las
ganancias.
- Anclaje: Sin darnos cuenta, a menudo
identificamos un punto de referencia para el valor de una inversión, por lo
general el primer precio que fijamos. Una vez que se “ancla ese precio”,
tenemos problemas para cambiar nuestros puntos de vista en respuesta a nueva
información.
- Contabilidad mental. Nos encanta compartimentar:
Tendemos a compartimentar nuestras carteras. “Esta parte es mi capital
arriesgado y esta parte es el seguro”. En realidad, toda es la misma cartera, y
una estrategia de inversión debe ser aplicada a todos nuestros activos.
- El sesgo de confirmación y la diagonal de
retrospección. Nos inclinamos a buscar la información que confirme nuestras
creencias actuales, y extrapolamos demasiado el pasado. Una de las
consecuencias es que cuando hacemos dinero en el mercado de valores, se tiende
a confundir la suerte y la habilidad.
- Comportamiento rebaño: Debido a que nuestra
naturaleza es social, manejarse en un mercado de rápido movimiento puede ser
difícil. Para los asesores financieros la presión es peor –incluso cuando usted
está fundamentalmente en lo cierto en el largo plazo, ir en contra de la manada
en tiempo de agitación de los mercados, a veces puede significar su reputación
y su trabajo.
A diferencia de nosotros, el software no sufre de
garrapatas cerebrales. No se ancla, ni compartimenta, ni sucumbe al sesgo de
confirmación o retrospectiva, ni presta atención a lo que otro software está
haciendo o se obsesiona por las pérdidas. En cambio, sólo hace lo que está
programado. Comienza con un plan sensato y se pega a él, haciendo los ajustes
basados solamente en datos reales del mercado, buscando los activos más
infravalorados y sobreponderándolos en las carteras.
Hay otra diferencia realmente importante. Para la
mayoría de nosotros la gestión de nuestras carteras ocupa un tiempo que
podríamos dedicar a la lectura de un buen libro, a andar en bicicleta, a pasar
tiempo con nuestros amigos…La gestión de nuestras inversiones es un trabajo, y
como todo trabajo, no se puede realizar las 24 horas del día.
A diferencia de nosotros el software no se preocupa
por el equilibrio entre la inversión y pasar el tiempo con amigos y familiares.
Por el contrario, el software está indefectiblemente intrigado por la
inversión. Se mantiene al día sobre todos los movimientos del mercado y realiza
un seguimiento de las consecuencias para nuestra cartera.
Para finalizar, los gestores financieros tienden a
ganarse la vida de varias maneras. En primer lugar, ganan dinero mediante la
venta de sus servicios. Intentan captar el mayor número de clientes y el mayor
patrimonio, por cobrarles una comisión de gestión. En segundo lugar, muchos de
ellos también hacen dinero a través de la comercialización, mediante la
colocación de sus activos de inversión. En ambos casos, los incentivos de los
directivos no están bien alineados con los intereses de sus clientes. Aunque en
algunos casos los gestores cobran por resultados, la mayoría de ellos cargan
una comisión de servicios a los patrimonios gestionados, por lo que a mayor
patrimonio, mayor ganancias. Esto provoca que los esfuerzos de los gestores
tiendan a focalizarse más en la captación de clientes, que en el propio
análisis y gestión.
A diferencia de
nosotros, el software no tiene que ser compensado por el tiempo dedicado a la
inversión. El coste marginal de invertir es cercano a cero, por lo que no le
importa si usted tiene 10.000 dólares o 10 millones. No alquila lujosos
espacios de oficinas, o usa una gran cantidad de dinero para comprar inflados
servicios de investigación. Hoy en día los servicios basados en programas de
gestión le permiten invertir mucho más barato que lo que era posible hace diez
años.